La voz que habla en la poesía de Morábito, ni aguda ni esdrújula, es la de un tertuliano que conversa y seduce, que no dispara ni cierra un argumento, sino que lo mantiene vivo, en el nivel justo de su mejor expresión. Desde ese punto medio (escribe un padre que es también un hijo) el poeta se sorprende en el prado del lenguaje y, a su manera, rumia, asimila, recobra lo adherido. Y sucede el milagro: un poema se incrusta y brilla en el tedio horizontal de nuestros días.
El hombre busca reconocerse en sus semejantes, medirse, acaso constatar la propia existencia. Este libro de Fabio Morábito parece un arte de prestidigitación de los pronombres: erige un yo al pronunciar un ellos, los de las ventanas encendidas, los insomnes, los no nacidos. Y el personaje que aparece habla a media voz, pausadamente, sin redobles de tambor.
Delante de un prado una vaca es una red tendida en busca de complicidades. Los poetas suelen buscar el rasgo único, excepcional, que sostenga su discurso. Fabio Morábito viene demostrando lo contrario en cada uno de sus títulos: la naturalidad es lo que irradia, y la escritura es la constatación de esa luz cálida.

La voz que habla en la poesía de Morábito, ni aguda ni esdrújula, es la de un tertuliano que conversa y seduce, que no dispara ni cierra un argumento, sino que lo mantiene vivo, en el nivel justo de su mejor expresión. Desde ese punto medio (escribe un padre que es también un hijo) el poeta se sorprende en el prado del lenguaje y, a su manera, rumia, asimila, recobra lo adherido. Y sucede el milagro: un poema se incrusta y brilla en el tedio horizontal de nuestros días.

El hombre busca reconocerse en sus semejantes, medirse, acaso constatar la propia existencia. Este libro de Fabio Morábito parece un arte de prestidigitación de los pronombres: erige un yo al pronunciar un ellos, los de las ventanas encendidas, los insomnes, los no nacidos. Y el personaje que aparece habla a media voz, pausadamente, sin redobles de tambor.

Delante de un prado una vaca es una red tendida en busca de complicidades. Los poetas suelen buscar el rasgo único, excepcional, que sostenga su discurso. Fabio Morábito viene demostrando lo contrario en cada uno de sus títulos: la naturalidad es lo que irradia, y la escritura es la constatación de esa luz cálida.


Ser poeta no se convierte jamás en profesión: Fabio Morábito
El escritor acaba de lanzar Delante del prado una vaca, libro que se nutre de lo cotidiano



Si alguien me dice: ‘poeta’, le digo: ‘no, soy Fabio’”, 
compartió Morábito en entrevista. Foto Cristina Rodríguez
Ericka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
Lunes 6 de junio de 2011, p. 8
No me interesa ser poeta en absoluto, dice el escritor Fabio Morábito, y aclara: Lo que me interesa es escribir un libro de poemas. Se es poeta sólo cuando se escribe poesía, después deja de serlo. Ser poeta no se convierte jamás en profesión.
Morábito (Alejandría, 1955) acaba de publicar su nuevo poemario Delante de un prado una vaca, bajo el sello Era Ediciones, motivo de esta charla con La Jornada. “Odio a esa gente que dice que es poeta, o que le preguntas su profesión y dice: ‘poeta’, que llegan a tener tarjeta de presentación que dice: ‘poeta’. Me parece absurdo, una farsa. Creo que decirte escritor es más que suficiente, porque abre el abanico y uno puede ser desde traductor, corrector de estilo, que no deja de ser escritor, hasta un novelista de éxito, pero ¿decirse poeta...? No me interesa en absoluto, nunca me he visto como poeta; además, nunca me he visto así. Me alivia saber que durante tantos años he podido escribir poesía. Pero si alguien me dice ‘poeta’, le digo: ‘no, soy Fabio’.”
Delante de un prado una vaca es un libro del día a día. De lo cotidiano, de un programa de televisión, zapatos, aviones, un tapete persa. Toda la poesía se nutre de la cotidianidad en alguna medida. Si eso se enmascara en otros poetas, se cubre, se refina a tal grado que es difícil encontrar la huella del acontecimiento o del sabor cotidiano, es otra cosa. En general todo lo que nutre la poesía es lo que nos pasa diariamente, conversaciones, encuentros, miradas.



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